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Revista ECA Sinergia
ISSN-e: 2528-7869
https://www.revistas.utm.edu.ec/index.php/ECASinergia
Vol. 14 Núm. 3 (114-128) Septiembre-Diciembre 2023
revistaecasinergia@gmail.com
Universidad Técnica de Manabí
DOI: https://doi.org/10.33936/ecasinergia.v14i3.6042
INTRODUCCIÓN
La contabilidad tradicional llevada a partida doble, no puede medir y registrar las múltiples variables que afectan hoy a una empresa,
tampoco expresar en unidades de medidas distintas a la moneda, reportes que contribuyan al análisis de nuestra gestión económica,
la misma está sujeta únicamente a la interpretación dual de la realidad y en una sola unidad de medida, la monetaria. De un suceso
contable como es el caso de una venta, si quisiéramos conocer el precio del producto o el costo de la venta, la Contabilidad
monetaria puede asumir estas demandas, pero no puede rendirnos cuenta si la demanda es otra, como el grado de satisfacción del
cliente, o la eciencia del vendedor. La moneda representa las cosas y la Contabilidad representa a través de esta, la realidad. Con
relación al tema, Gil (2020), en el apartado de la Contabilidad como necesidad determinística de la realidad social, plantea que la
Contabilidad monetaria presenta límites ante demandas no monetarias. “Si la demanda social no es monetaria (por ejemplo, sobre
la responsabilidad con el medio ambiente) la respuesta nanciera es insuciente”. Gil (2020, p6).
La teoría de Ijiri, se basa en registrar múltiples unidades de medidas en vez de una sola unidad de medida de valor. El propio Ijiri
(1986), destaca que la contabilidad de partida doble no es un sistema absoluto que desdeñe las extensiones, pero es lógicamente
extensible a la contabilidad de triple entrada. Además planteó, que para pasar a partida triple, la contabilidad debe tener tres
dimensiones de categorías contables: Débito, Crédito y Trébito. El Trébito de Yuji Ijiri, estaba destinado, en una contabilidad de
triple entrada, a depositar en registros, (no en cuentas), sus mediciones. Glover (2018) plantea que la teoría de Ijiri es difícil de
clasicar, sugiere desarrollar nuevas cuentas y reglas contables debido a su poca aplicabilidad práctica y limitaciones de medición
dimensional.
La contabilidad multidimensional mide ilimitadamente variables cualitativas o cuantitativas, externas o internas que afectan a la
empresa. Esta forma de representación guarda en registros, (no en cuentas), sus mediciones que pueden ser en unidades de medida
distintas a la monetaria. Otorga una dimensión para cada variable a medir, de ahí el término multidimensional. Entendemos a
partir de la interpretación de estas mediciones, la importancia de adecuar las profesiones a las necesidades del espacio muestral. Es
comprensible entonces que a partir de la década del 80 del pasado siglo, sobre todo en los países industrializados, comenzaran a
ajustarse las profesiones existentes a las características del entorno (Damián, 2018).
Con el paso del tiempo se han clasicado y comparado las formas de representación contables. En este sentido Machado (2009),
se reere en su artículo a diferentes autores, tales como: Requena (1977:165-176), trata la contabilidad convencional (clásica,
matricial y vectorial), la contabilidad funcional y la contabilidad por net work. Ballestero (1979:33-92), relaciona la contabilidad con
varias propuestas de representación, el algoritmo clásico de la partida doble, contabilidad y teoría de grafos y contabilidad (partida
doble) matricial. Mallo (1979:104), hace referencia a la contabilidad convencional, la contabilidad por grafos (basada en redes),
la contabilidad matricial, la contabilidad multidimensional y la contabilidad funcional. Ziaurris y otros (1987:299-362), relacionan
los grafos contables, la contabilidad integral de Gomberg, la contabilidad matricial y la contabilidad multidimensional. Tascón
(1995:89-92), enuncia la representación convencional o clásica (obra de Pacioli), representación matricial y la representación sagital
o basada en lenguaje de grafos. Mattessich (2002:83-97), nombra la forma de red, la forma de la partida doble, la forma matricial, la
forma de entrada diaria y la forma vectorial. Se han indicado las ventajas e innovación de las “formas” de representación contables,
“sin embargo se hacen críticas por la complejidad que éstas representan en su aplicación si se les compara con lo convencionalmente
aplicado en la práctica contable”. (2009, p10).
Mora Hernández (2023), después de evidenciar el fundamento de la teoría de la complejidad de Morin en la propuesta de contametría
de Franco y proponer una nueva denición de contametría, nos dice en su reexión general que “a través de la complejidad se puede
observar como la contabilidad abarca el todo de la sociedad, factores como ambientales, culturales e históricos, no se han tenido
en cuenta, pero hacen parte de la contabilidad; no debe ser vista como nanciera porque se está simplicando a un solo aspecto”.
(2023, p75).
Hay variables que imponen un análisis y ordenamiento exhaustivo, por la repercusión directa que tienen en la gestión económica. No
almacenar estas mediciones en cuentas, diculta una adecuada clasicación de la información y la confección plausible de Estados
distintos a los nancieros, que aportarían un caudal de información esencial para interpretar íntegramente todas las variables que
inuyen en la economía de una empresa o región.
El progreso de las partidas contables, ha estado directamente relacionado con la aparición de nuevas cuentas. Ijiri (1986), plantea
que en los inicios de la contabilidad se registraban hechos contables de activos y pasivos únicamente. Luego aparecieron las cuentas
de ingresos y gastos, lo que trajo aparejado la extensión a partida doble. Surgieron entonces las cuentas patrimoniales, que recogían
las diferencias entre ingresos y gastos, así pudo el hombre registrar y seguir la historia de las mercancías, las utilidades o pérdidas