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Revista ECA Sinergia
ISSN-e: 2528-7869
https://www.revistas.utm.edu.ec/index.php/ECASinergia
Vol. 14 Núm. 3 (142-155) Septiembre-Diciembre 2023
revistaecasinergia@gmail.com
Universidad Técnica de Manabí
DOI: https://doi.org/ 10.33936/ecasinergia.v14i3.5930
INTRODUCCIÓN
A lo largo del tiempo, el emprendimiento se ha mostrado como un proceso de evolución gradual, necesario para el desarrollo y
avance de los pueblos, así como para el fortalecimiento de su estructura cultural y socioeconómica, permitiendo el progreso del
entorno y la generación de herramientas que sean propicias para dar respuesta a las necesidades básicas del conjunto social en el que
actúa. Lo que implica que es percibido como un proceso de transformación y cambio para la sociedad, ya que la conformación de
los mismos ha surgido desde la iniciativa de convertir una necesidad en una oportunidad, repercutiendo de alguna forma sobre la
mejora de la calidad de vida de las personas y del contexto donde éstas convergen (Vargas et al, 2020).
Los emprendimientos son negocios cuya actividad económica se ha convertido en pilar fundamental para el desarrollo económico de
las regiones, ya que busca mejorar las condiciones de vida del emprendedor y del consumidor, trasformando retos en oportunidades,
con la intención de generar empleo, productividad, competitividad, cambios, capaces de transformar el conocimiento en un factor
rentable desde el punto de vista económico (Suarez y Palomeque, 2023). Ahora bien, es indudable que el emprendimiento como
factor de generación de rentabilidad económica, incide de alguna manera en la economía de un país, considerando que en la mayoría
de los países por no decir en todos, un aspecto clave para las economías lo constituyen las obligaciones tributarias, por esto, es de
vital importancia que al momento de decidirse por iniciar un negocio, se tenga conocimiento básico de los distintos tributos tanto a
nivel nacional como regional y local que son exigidos, al echar a andar un emprendimiento (Mejía at al., 2019).
En este punto, es oportuno acotar que en las economías latinoamericanas, los emprendimientos se han constituido en un tema de gran
importancia, ya que en los últimos años han servido para reducir el desempleo y generar inversiones en sectores estratégicos de la
economía, dinamizando la estructura productiva de diferentes maneras y brindando a las sociedades la satisfacción de necesidades
sociales que al Estado le ha costado atender (Alvarado-Choez et al., 2021). No obstante, y aunque se consideran sectores clave
de la economía, no es menos cierto que en estos ámbitos también existen obligaciones tributarias que muchas veces suponen
contratiempos para los negocios, pues en muchas ocasiones se debe pagar impuestos que los emprendedores desconocen y que
afectan la rentabilidad de las compañías, por lo que en estos países se ha tratado de implementar políticas de planicación tributaria
que permitan reducir el costo de los impuestos de manera legal, a n de evitar inconvenientes que a la larga puedan ocasionar el
fracaso del emprendimiento por razones tributarias, incidiendo de forma negativa en la economía de los pueblos (Méndez et al,
2021).
El Ecuador, según el Global Entrepreneurship Monitor, es el país de Latinoamérica con mayor índice de creación de emprendimientos
en la región, la mayoría de los cuales se orientan hacia actividades de comercio, productos y servicios (GEM, 2020). Estos se realizan
con la nalidad de permitir obtener mayores ingresos, más independencia económica y satisfacer las necesidades, lo que implica
que en el país, el emprendimiento tiene un papel clave en la economía y en la mejora de empleo (Mayorga Morales et al., 2020), ya
que el mismo ha contribuido a generar estrategias para el desarrollo local, convirtiéndose en progreso, bienestar y prosperidad para
la sociedad ecuatoriana.
En el país, el emprendimiento se ha impulsado, convirtiéndose en una características de la población, la creación de negocios
para solventar problemas económicos y el desempleo (Salgado, 2023), además durante los últimos 10 años, el gobierno nacional
ha trabajado arduamente para idear políticas públicas que apoyen el emprendimiento, orientadas a la creación de normativas,
programas e instituciones que puedan facilitar la inclusión económica y el desarrollo de la producción en el ámbito de la economía
solidaria y popular, así como en los sectores estratégicos (Zamora, 2018). Tal es el caso de la Ley Orgánica del Emprendimiento e
Innovación, cuyo objetivo es establecer un marco regulatorio que fomente e impulse el emprendimiento, el desarrollo tecnológico y
la innovación, así como la cultura de emprender. Además de implementar nuevas prácticas nancieras y comerciales para fortalecer
el ecosistema emprendedor (Asamblea Nacional, 2020).
Sin embargo, las múltiples regulaciones y los excesivos tributos, que hasta ahora han implementado, han impedido avanzar más en
esta materia, pues a esto se suma que los tributos que las empresas deben cancelar, son gestionados por diferentes administraciones
públicas como el gobierno central, o gobiernos autónomos descentralizados (GAD), quienes están debidamente facultados y
autorizados para crear, modicar o eliminar tributos, establecer tasas o contribuciones dependiendo de las gestiones que realicen, lo
que lleva a generar variaciones en los tributos según la jurisdicción municipal en la que se ubique una empresa.